CONTRA VIENTO Y MAREA

CONTRA VIENTO Y MAREA

Santiago Lange, un deportista argentino que desde niño soñaba con ser regatista, logró vencer el cáncer de pulmón y alcanzar el Oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016. En ocasión de su visita a nuestro Club, tuvimos la oportunidad de entrevistarlo para compartir su historia.

Ésta es una historia de superación y tenacidad que bien podría inspirar grandes guiones cinematográficos del mundo con un único protagonista: Santiago Lange (55) debuta en vela a sus cortos seis años y, desde entonces, su vida se forja sobre las aguas.

Diseña veleros de su propia marca, vive cuatro años en un barco y luego de disputar cinco olimpíadas y ganar dos medallas de bronce, una larga enfermedad lo aleja de su pasión. Pero el gran velista no se da por vencido y con un solo pulmón, anuncia al mundo que los sueños están para cumplirse.

Así es que en agosto de 2016, en plenos Juegos Olímpicos, llega el tan ansiado oro en la clase Nacra 17 junto a su compañera, la rosarina Cecilia Carranza.

Su intensa mirada habla del camino recorrido, y desde una amena charla en nuestro restaurante, invita a recordar una vida repleta de aventuras. Ésta es la historia de Santiago Lange, el hombre que luchó contra viento y marea.

¿Cuándo comienza su historia con la náutica?

Según puedo ver en las fotos, desde que nací ya estaba sobre barcos con mis viejos. Mi primer recuerdo es a los seis años cuando competí por primera vez en una regata junto a mi hermano, porque le había faltado el compañero. Yo no sabía ni navegar en ese entonces. Dos años después, comencé a hacerlo en Optimist y desde ese entonces recuerdo toda mi infancia navegando. Cada viernes me iba del colegio al club y volvía los domingos; así fue toda mi vida.

¿Esta pasión también determinó su elección a la hora de elegir una profesión?

Así es. Luego de terminada la secundaria, a los 18 años, me fui a Inglaterra y allí estudié Arquitectura Naval, lo que me permitió volver y al poco tiempo comenzar mi propio astillero junto a Gabriel y Guillermo Mariani. Fue un proyecto muy lindo y una experiencia de vida que guardo con total gratitud, aunque luego por distintas razones me fui dedicando a la vela profesional y ya para el año 2000 había vendido el astillero dedicándome de lleno a correr regatas, muchas de ellas aquí en Punta del Este.

¿Cuál es su relación con nuestro Yacht Club?

Es un club muy especial en mi vida, porque el balneario lo es. Desde que nací hasta los 15 años, pasé mis vacaciones enteras en la Parada 5. En aquellos tiempos, me cansé de pescar pejerreyes en el puerto y de barrenar olas. Tengo recuerdos bellísimos y realmente disfruto venir. He corrido muchas regatas en este Yacht, así como también he pedido entrenar porque las condiciones de viento y marea son excelentes.

Tal es su amor por los barcos que incluso llegó a vivir en uno de ellos. ¿Cómo fue esa experiencia?

Me separé y no tenía dinero, entonces los primeros ocho meses viví en el barco prestado de un amigo, luego me compré uno que tenía los motores quemados y de a poco lo fui arreglando. Viví allí con mis hijos durante cuatro años y obviamente fueron momentos duros pero también una experiencia muy bonita de la que tenemos gratos recuerdos. Ese período nos unió mucho. El barco es un lugar chiquito y acogedor en el que uno tiene que aprender a convivir con una vida muy sencilla, despojado de cosas materiales.

Tal es su amor por los barcos que incluso llegó a vivir en uno de ellos. ¿Cómo fue esa experiencia?

Me separé y no tenía dinero, entonces los primeros ocho meses viví en el barco prestado de un amigo, luego me compré uno que tenía los motores quemados y de a poco lo fui arreglando. Viví allí con mis hijos durante cuatro años y obviamente fueron momentos duros pero también una experiencia muy bonita de la que tenemos gratos recuerdos. Ese período nos unió mucho. El barco es un lugar chiquito y acogedor en el que uno tiene que aprender a convivir con una vida muy sencilla, despojado de cosas materiales.

 

Hablemos de Río 2016. ¿Qué significó esta última medalla de oro?

Es difícil encontrar palabras, pero implicó demasiado. Un sueño cumplido; una alegría muy grande que consagró todo un proyecto de muchísimos años de trabajo. Tener la suerte de haberlo podido compartir con mis hijos, mi mamá y mis hermanos fue único. Por eso digo que ese día se dieron demasiadas cosas lindas que van más allá del valor material de la medalla. Fue un instante de inmensa felicidad que aún sigo reviviendo.

Ese momento convirtió su vida en una historia de superación. ¿Cómo lleva esa bandera?

Si bien sigo siendo el mismo que antes de mi operación, mi experiencia me permitió ayudar a mucha gente y lo vivo como algo muy positivo. Me llegan muchos mensajes diciéndome que mi historia inspira y para mí es un privilegio poder despertar eso en algunas personas. Sacarle una sonrisa o darle ánimo a alguien es impagable.

¿Imaginaba su regreso al mar mientras atravesaba su enfermedad?

Más que imaginar diría que lo soñaba. Yo soñaba que iba a llegar y que iba a ganar el oro. No sabía si lo podía lograr pero lo anhelaba profundamente. Desde el día que decidí operarme –en mi fecha de cumpleaños– hasta el momento de correr la última regata, mi sueño era tener la medalla de oro en mis manos.

¿Qué rol cumplió su compañera, Cecilia Carranza, en esa experiencia?

Debo decirte que usualmente no hay categorías mixtas en vela y que yo estaba en contra de que existieran, pero tuve la suerte y el honor de traspasar aquel año difícil con una gran mujer a mi lado. Ceci fue un pilar muy importante, una gran compañera en un momento difícil de la vida, con quien supimos formar un excelente equipo en muy poco tiempo. En el deporte de alto rendimiento, no es fácil construir un equipo con una mujer. Y ese fue un desafío diferente que me motivó muchísimo porque se trató de una adversidad más.

¿Cómo sigue su vida luego de alcanzar el mayor logro en los Juegos Olímpicos?

Simplemente continúa. En todos estos meses, pensé mucho en nuestra planificación hasta los próximos juegos de Tokio con un muy buen proyecto armado. Deseo llegar a las próximas olimpíadas de la mejor manera posible, y mientras tanto estoy enfocado en el recorrido de cara a la Copa América y el Mundial 2018.

¿Continuará compitiendo en la misma categoría?

Sí, no tendría la energía de cambiar. La idea es seguir con Ceci, que si bien en un momento tuvo dudas ya por suerte se decidió por un sí. Nuestro equipo es el pilar de todos los logros y trabajaremos los de siempre. Lo único que debemos buscar será un entrenador porque el anterior se abocó nuevamente a la competencia, así que el desafío será ganarle.

Luego del crecimiento a nivel profesional y personal, ¿nunca pensó en retirarse?

Por el momento no. Obviamente que algún día me tocará y desde ya imagino que no será fácil porque nada me genera la pasión y la adrenalina que me provoca competir.

Seguramente vendrán otros sueños por cumplir porque la vida está llena de oportunidades. Mientras tanto, mucho más no puedo pedir: soy un privilegiado de la vida, tengo unos hijos maravillosos y unos amigos increíbles. Hago lo que me gusta y soy un apasionado.