El Graf Spee:

80 años de un hecho histórico

El Graf Spee:

80 años de un hecho histórico

El pasado mes de diciembre se cumplieron 80 años de la que fuera la primera batalla naval de la Segunda Guerra Mundial entre alemanes e ingleses, ocurrida frente a nuestras costas. Por tal motivo, reeditamos una nota escrita por el entrañable Ernesto De Francesco, publicada en 2015

Imagen 3D: World of Warships / Wargaming.net

El 13 de diciembre de 1939, mientras realizaba un viaje de instrucción con alumnos de la Escuela Naval, el Crucero torpedero “Uruguay” recibió informes acerca de una batalla naval que se desarrollaba a unas 200 millas al sureste de Punta del Este. La embarcación, que se encontraba en práctica de navegación, se dirigió a la zona en defensa de la neutralidad de nuestro país, llegando a colocarse entre los buques combatientes y demostrando la entereza de su Capitán y tripulación.

Casi 12 horas tardaron los buques en acercarse a la desembocadura del Río de la Plata desde el inicio de la batalla el 13 de diciembre de 1939 en el Atlántico Sur, al este de la Isla de Flores.

La Batalla del Río de la Plata se inició a unas 200 millas marinas de la costa americana, aproximadamente por el paralelo del Cabo Santa María. Fue la primera batalla naval durante la Segunda Guerra Mundial entre buques alemanes e ingleses: el acorazado de bolsillo Admiral Graf Spee, los cruceros ligeros HMS Ajax y HMS Achilles y el crucero pesado HMS Exeter.

Siendo aproximadamente las 1800 de ese día se percibieron los primeros disparos, fogonazos y cortinas de humo próximas a la Bahía de Maldonado y a la Isla de Lobos. Hasta antes de cruzar la línea que determina el límite convencional del Río de la Plata con el Océano Atlántico, habían mantenido fuego recíproco. Habían pasado unas ocho horas de abstención de acciones desde la mañana, cuando se produjo la mayor intensidad del combate. Tanto el Graf Spee como el Exeter habían intercambiado un rápido y nutrido fuego. Hubo muertos y heridos, pero los daños en el Admiral Graf Spee eran mínimos comparados con el infierno desencadenado en el Exeter, que navegó desde la mañana hacia Malvinas, con dos torres fuera de servicio, escorado, con incendios a bordo y un saldo importante de bajas y heridos.

El acorazado de bolsillo también navegaba hacia el oeste pero en demanda del Puerto de Montevideo, también con averías importantes, hombres muertos y varios heridos.

El Crucero Uruguay, barco de guerra de la Armada Nacional estaba anclado en la Bahía de Maldonado en viaje de Instrucción y Patrulla con aspirantes de la Escuela Naval. Recibió sobre las 1645 la orden del Comando de la Fuerza (en esos tiempos Inspección General de Marina) de navegar hacia el sureste de Punta del Este en busca de los barcos que estaban en combate. Sobre las 1815, se produjo el avistamiento de los cruceros extranjeros navegando a escasas dos millas al sur de la Isla de Lobos, con rumbo oeste.

En los tratados relacionados con el tema, la participación del Crucero Uruguay es mencionada y descripta como notoria, temeraria y osada –además de eficiente– tal como lo expresó oportunamente el comandante alemán Capitán de Navío Hans Langsdorff.

En esos momentos, el HMS Ajax –donde estaba desplegado el gallardete del Comodoro Henry Harwood– navegó entre la Isla de Lobos y Punta del Este, ingresando en aguas territoriales de la República Oriental del Uruguay.

Cuando estaban próximos al ingreso en el estuario, el crucero HMS Ajax lanzó una andanada sobre el Graf Spee que no fue correspondida por el acorazado alemán. Su comandante explicó luego que no hizo fuego por estar en aguas de un país neutral, además de considerar la proximidad de la costa uruguaya y las poblaciones cercanas.

El Puerto de Montevideo

Ya en el interior del Río de la Plata y sobre el atardecer de ese 13 del diciembre, continuaron los disparos desde el HMS Ajax y el HMS Achilles (crucero de Nueva Zelanda integrante de la escuadra inglesa) sobre el Graf Spee, que ahora sí, más lejos de la costa, respondió el ataque con otras andanadas. Fue entonces cuando el acorazado alemán se dirigió hacia el Río de la Plata y entró al Puerto de Montevideo de noche y sin luces. El HMS Ajax se ubicaba aproximadamente a diez millas de la costa (pasó a menos de cinco de Punta Negra); el HMS Achilles hacia el sur del banco inglés y el Graf Spee entre ambos, algo al sur del paralelo 35.

El Crucero Uruguay, bajo el comando del Capitán de Fragata Fernando Fuentes, continuó navegando en el teatro de operaciones, cumpliendo con la misión asignada de indicarles a los barcos contendientes que estaban ingresando a aguas uruguayas.

Es así como en determinado momento, el Uruguay recibe la comunicación del Graf Spee de que abandone la zona, dado que se interpuso entre este buque y el Ajax, instantes después de que el inglés hiciera fuego. El Crucero uruguayo hizo caso omiso a este exhorto del acorazado y continuó firme, cumpliendo con su deber, siendo testigo además de la invasión parcial del HMS Ajax a las aguas jurisdiccionales. Sobre esto, Uruguay hizo el reclamo correspondiente de no respetar su soberanía tal como lo comprobó y posteriormente denunció el buque de bandera nacional.

Ya casi por las 2100, pasando la Punta Negra, el Comodoro Harwood, ordenó el “alto el fuego” y el Crucero Uruguay y el Graf Spee se perdieron en la noche navegando hacia el oeste, mientras el HMS Achilles por el sur y el HMS Ajax entre Isla de Flores y Punta del Este, cerraron el cerco.

Posteriormente la batalla tomó el cariz diplomático que se desarrolló en Montevideo y con el desenlace ya conocido, como todas sus consecuencias.

Numerosos objetos pertenecientes al Graf Spee se encuentran en el museo del Cuartel Paso del Rey, mientras que el mástil del Crucero Uruguay está en custodia del Yacht Club Punta del Este. Dos placas, una en el mismo palo y otra en un vértice del jardín donde se erecta lo recuerdan y testimonian. En ese mástil flamea el Pabellón Nacional –como el día del combate– y se izan los gallardetes del Comodoro YCPE y del Vice, entre otras señales. Es una pieza de museo con la jerarquía de las instancias que vivió en aquel lejano diciembre de 1939.

Tener en custodia el mástil del legendario barco de la Armada Nacional que tuvo participación en la primera batalla naval de la II Guerra Mundial, en donde los contendientes oteaban los 360º de horizonte nada más que con la ayuda de prismáticos, constituye también un orgullo para los miembros del Club y una responsabilidad acorde al hoy distinguido símbolo.