Entrevista a Sir Robin KNOX-JOHNSTON
Decidido, experiente y con una fuerza mental y física increíbles, el mundialmente famoso fundador de la Clipper Race nos contó sobre su historia y que a sus 80 años vive una vida llena de proyectos y acción
Entrevista por: Santiago Core / María Inés Machiñena
Ha navegado por el mundo solo, varias veces. ¿Cómo comenzó su pasión por el mar?
No lo sé, desde que tenía 8 años quise navegar, y cuando crecí ese deseo se mantuvo vivo. Nueve años después navegué, pero recuerdo que desde niño quería navegar. ¿Qué causó ese deseo? No lo sé, no tengo idea. Aprendí a navegar recién cuando ingresé a la Marina Mercante. Tenía 17 años y medio cuando aprendí a navegar.
Hace cincuenta años usted realizó una hazañosa circunnavegación sin interrupción por el mundo, y lo hizo solo, convirtiéndose en una persona famosa en todo el mundo. ¿Cómo surgió esa idea?
Muy simple: otro navegante británico, Francis Chichester, dio la vuelta al mundo haciendo una sola escala en Australia, entonces pensé “¿y ahora qué falta? Dar la vuelta al mundo sin escalas”. De ahí surgió la idea.
Y usted participó en la regata de The Sunday Times…
Sí, eso dicen, en realidad nunca me inscribí… yo no era parte de la carrera, pero sabía que iba a participar en ella de todos modos… y luego decidieron que tendrían tres o cuatro personas y yo sería una de ellas. Me dijeron “haremos una carrera, y usted estará en ella”. Nunca me inscribí, simplemente fui absorbido.
Usted estaba diseñado para hacerlo.
No me preocupaba por The Sunday Times, realmente no me importaba. Iba a ir y eso era lo único importante. Ellos dijeron que tenía que zarpar el 31 de octubre y dije no, voy a salir en junio. No comprendían que para pasar por el Cabo de Hornos (extremo sur de América) es necesario ir en verano, si sales en octubre significa que no vas durante el verano y eso es peligroso, no es como saliendo en junio. Entonces cambiaron las reglas y al final tres zarpamos en junio. Ellos opinaban igual que yo. Los del Sunday Times eran periodistas, no navegantes… ellos no entendieron y dijeron “Oh entonces no podrán estar en nuestras carreras”. “Yo salgo en junio, ¡no me voy a ir a morir por ustedes!”
Eran nueve competidores. ¿Todos del Reino Unido?
No, no. Había un italiano, dos franceses y seis británicos.
¿Cómo fue esa carrera en solitario?
Bueno, no tenía noticias de los demás, yo solo navegaba… cuando se rompió mi radio no tuve más noticias, no sabía nada de ellos. Me enteré dónde estaban por un periodista en Nueva Zelanda, pero nunca supe de ellos, no sabía dónde estaban ni nada. No tenía manera de contactarme, solo podía recibir noticias si alguien me enviaba un mensaje. Tampoco tenía tiempo para eso, no había un horario específico, entonces yo no tenía noticias de ellos ni ellos tampoco tenían noticias mías.
¿Qué tipo de equipos tenían en esa época?
Bueno, en ese entonces no teníamos satélites, por lo que usábamos un sextante y el tiempo, un cronómetro y tablas, y eso es todo, no tenía nada más.
Y mientras usted dormía ¿el barco tenía algo para timonearse solo?
Bueno, al principio sí tenía, funcionó hasta Australia y luego se rompió, por lo que tuve que equilibrar las velas con el timón. Tenía que equilibrar el barco, intentar mantener un rumbo recto.
¿Cómo era el tema de la comida?
Comes cuando puedes, cuando sientes hambre. Es bueno mantener un horario regular de comidas, entonces de mañana desayunaba, a la hora del almuerzo comía algo y de noche cenaba, porque es bueno mantener un orden. A veces comía cuatro comidas al día y otras veces solo tres, dependía del trabajo de cada día. Si trabajaba muchas horas quizás incluía una comida extra, dependía de las actividades de cada día.
¿La comida la cargó en el puerto o pescaba?
No, no estaba permitido tener ningún tipo de asistencia, entonces debíamos cargar todo en el barco al comienzo de la carrera.
Me pregunto cómo hacía con las fechas de vencimiento de los alimentos…
Nunca pensé en eso, eso es una estrategia de marketing que tienen los supermercados.
¿Sintió miedo? ¿Qué aprendió de usted mismo? ¿Hablaba con usted?
No, no hablo solo. Lo que la gente no entiende es que estás ocupado. En aquella época, con el sextante y los cálculos, quizás navegabas dos horas por día, tienes que mantener el barco avanzando, reparar las velas o las cuerdas, cocinar, escribir un diario, dormir, hay muchísimas cosas que hacer. Estaba muy ocupado con todo el trabajo que había para hacer.
¿Quizás cantaba? (Risas)
Bueno, hay mucho tiempo para pensar. En esa época leía poesía, solo para mantener mi mente activa, lo consideraba una buena disciplina. Llevé conmigo unos 105 libros. Pero luego de que la dirección automática dejó de funcionar, cerca de Australia, no tuve mucho tiempo para leer.
¿Qué sintió cuando terminó la regata?
Estaba ocupado, la gente no entiende eso. Todos piensan “Ah debe haber sido genial”, pero no, yo estaba preocupado por mi barco: “¿A dónde lo van a llevar?”. Y todos gritaban, festejaban, y yo les preguntaba: “¿Qué va a pasar con mi barco?. Porque el viento sopla bastante fuerte, ¿Dónde sería bueno ir?”. Estaba preocupado por mi barco pero nadie contestaba mi pregunta “¿¡Qué va a pasar con mi barco!? Contéstenme o me voy, porque no voy a arriesgar mi barco”. Finalmente me dieron esa respuesta que era lo único que les pedía.
“MUCHA GENTE NO SABE NADA SOBRE URUGUAY. “¿QUÉ ES URUGUAY? ¿DÓNDE QUEDA?”. “ES UN SECRETO BIEN GUARDADO”. QUIENES TENEMOS LA SUERTE DE CONOCERLO PENSAMOS QUE ES UN LUGAR INCREÍBLE.”
La Clipper Race debe ocupar toda su agenda durante el año, ¿hace otras cosas además de la regata?
Si, compito, navego, me gusta mucho bucear, el pasado julio fui a bucear en las Islas Sorlingas. También me gusta navegar y correr regatas, pero hace cinco años que no lo hago de manera seria. La última vez que competí fue en la Route Du Rhum. Igualmente vendí mi barco de regatas y me compré una lancha muy linda y muy cómoda para poder bucear y hacer las cosas que me gustan.
Es un honor para nosotros que la Clipper Race esté en Punta del Este por segunda vez consecutiva, la única parada en Sudamérica. ¿Qué otras ciudades manejaron y cómo surgió esta oportunidad?
Bueno, yo estuve en Río varias veces, también en Salvador, Brasil pero no navegando. Estuve en Ushuaia, Argentina y en Puerto Williams en Chile. ¿Por qué elegimos Punta? Vine a Punta del Este en 2010 con la VELUX, nueve años atrás, y nos recibieron muy bien. Fueron muy amables y serviciales, todas las instalaciones son buenas. Cuando decidimos no ir a Río, luego de que cinco personas fueran asaltadas y por los problemas que tuvimos con las autoridades (los trámites fueron lentos y engorrosos), discutimos a dónde iríamos y yo propuse venir a Punta. En ese momento nos contactamos con Punta del Este y nos respondieron con mucho entusiasmo. Luego de varias charlas acordamos que vendríamos a Punta, eso fue dos años atrás. Esto significó un éxito para nosotros, para el Yacht Club, para Punta del Este, y también debería haberlo sido para Uruguay, pero lamentablemente el gobierno no quiso involucrarse. Es una pena porque muchas personas no saben mucho acerca de Uruguay. “¿Qué es Uruguay? ¿Dónde queda?”. “Es un secreto bien guardado”. Quienes tenemos la suerte de conocerlo pensamos que es un lugar increíble. “Tienes que conocerlo, es muy estable, muy agradable, las personas son muy amigables, te darán ganas de irte a vivir a Uruguay, también es más seguro que la mayoría de los países de Sudamérica”. Desde el punto de vista de Punta del Este, el hecho de que recorramos el mundo en un barco llamado ‘Punta del Este’ hace que las personas se pregunten “¿Punta del Este? ¿Qué es eso?”, “Es un balneario fascinante de Uruguay”. “¿Qué es Uruguay?”. “¡Miren el mapa! Y encontrarán un país muy pequeño pero muy hermoso, un país estable, deberían conocer más sobre ese país” (risas). De esta manera le hacemos publicidad a Uruguay y eso es bueno para nosotros y también para Uruguay.
¿Qué opina del recibimiento que tuvo del público? Porque usted no pudo venir a la última edición…
No, no pude, mi hermano había fallecido. Llegar aquí y ver a las personas que quieren ver los barcos es genial. Mañana vendrán 250 escolares y nunca se sabe cuál de ellos tendrá una idea. Cuando tenía 14 años fui a mi primer show de barcos en Londres, y vi un barco que había navegado alrededor del mundo, eran una pareja y recuerdo mirarlo y pensar, “yo voy a dar la vuelta al mundo” y nunca perdí eso, siempre buscaba una oportunidad, tenía 29 años cuando llegó mi oportunidad.
Cuéntenos sobre las primeras ediciones de Clipper Race, seguramente hayan sido muy diferentes a las actuales, en cuestiones de tecnología, equipos, cantidad de personas y sponsors.
En la primera carrera no había sponsors, había 8 barcos y solo 120 personas en la tripulación, hoy en día hay alrededor de 260. Los barcos medían 60 pies y la vuelta al mundo la dábamos de manera distinta. Cruzamos el Atlántico hasta Florida pero luego los norteamericanos dijeron que no podíamos ir a Cuba. Yo les dije “no me digan que no puedo ir a Cuba, no soy norteamericano”, entonces fui a Cuba, y me hice un muy buen amigo allí…
¡¿Fidel Castro?! (risas)
No, nunca lo conocí… Mi amigo era ex capitán de la marina cubana, se convirtió en un gran amigo. Cuba me pareció muy lindo. Fuimos con mi mujer a la costa del sur, estuvimos de vacaciones dos semanas y fue hermoso, lo único malo fue que pensaban que yo era un espía. Cada vez que iba a nadar, o paseaba en canoa, ¡pensaban que estaba espiando para los norteamericanos!
+5.000 PERSONAS HAN ENTRADO EN LA NAVEGACIÓN OCEÁNICA CON CLIPPER RACE
Y luego de Cuba, ¿hacia dónde fueron?
Fuimos a Panamá, luego a Ecuador, Hawái, Japón, China, Singapur, Seychelles, Durban, Ciudad del Cabo, Salvador y a casa. Esa era la ruta.
¿Tienen planes, cambios o evoluciones para el futuro?
Sí, estamos empezando a considerar comprar una nueva flota de barcos. Probablemente comenzaremos su construcción en dos años, una nueva flota de unos 14 barcos, porque hace 14 años tomamos una decisión: volvernos más internacionales. La mayor parte de nuestra tripulación es británica, y muchas personas de otros países quieren participar de la carrera, entonces ahora menos del 50% de nuestra tripulación es británica, el resto está conformado por personas de distintos países. Hay 44 nacionalidades en esta carrera, son muchas nacionalidades, lo cual creo que es genial. Somos los únicos que hacemos esto y lo seguimos haciendo, porque hay personas que quieren formar parte de esto y para ellos es una experiencia única. Son personas comunes, al final de la carrera vuelven a sus antiguos trabajos o hacen otra cosa, no son marineros profesionales buscando ganar más dinero pero terminan la carrera siendo buenos navegantes y normalmente alrededor del 40% jamás se ha subido a un barco antes de unirse a la carrera. Son los mejores para entrenar porque no traen consigo malos hábitos, los puedo entrenar a mi manera desde el comienzo y la mayoría de ellos siguen navegando luego de la carrera, se convierte en un pasatiempo, y obviamente que son muy buenos. Más de 5.000 personas han participado en la Clipper Race, es una gran cantidad, somos quienes hemos introducido más gente a la navegación en océano.
Usted conoce bien el mundo, los diferentes mares, islas, ¿cuál es su lugar favorito o algo que sea especial para usted?
Tengo más de uno. Por ejemplo la costa este de África, es muy hermosa. También me gusta Groenlandia, fui el año pasado, ya he ido cinco veces, me encanta nadar bajo el hielo y bucear, buceamos debajo del barco, es fantástico. Tengo pensado ir a la Antártida el año que viene con la marina, porque Gran Bretaña tiene un barco allí. Para mí la costa oeste de Escocia es hermosa para recorrer en barco, es encantador y es bastante cerca. Para ir a Groenlandia hay que ir a Islandia y luego a Groenlandia, es un lugar muy lindo; también quiero volver a la costa este de África, hace 55 años que no voy, así que ya es hora de volver a ver cómo luce hoy en día.
¿Cuál es su tipo de barco favorito si tuviera que elegir uno solo?
¡El barco en el que esté a bordo!
¿Incluso un crucero?
Tengo un crucero. Y sigo teniendo el barco con el que di la vuelta al mundo 50 años atrás. Siempre tengo mis barcos preparados para salir a navegar, estuve pensando en comprar otro barco de regatas, pero luego pensé, me encantan las carreras pero ya tengo dos barcos… si tuviera otro barco tendría que pagarle a alguien para que los cuide. No. A mí me gusta hacer el trabajo, mantenerlos yo, prefiero eso.
Usted construyó su barco en India y quiso viajar en él al Reino Unido pero su mujer no…
Es cierto, porque teníamos a la bebé y a mi mujer le preocupaba, entonces eso causó una fricción… pero llevé el barco a casa, fuimos a Sudáfrica, donde fui capitán de un barco durante un tiempo. Pero el Sunday Times nunca entendió eso, nunca comprendieron cuánta experiencia tenía. Su favorito era el francés; yo siempre supe que era bueno, pero también sabía que podía ganarle. Su barco era más grande que el mío, ese era su problema, no iría más rápido que yo. De alguna manera debía pasarlo y mantenerme allí, pero cuando perdí la radio no supe dónde se encontraba él. Todo lo que sabía en ese momento era que en el Cabo de Hornos yo mantenía una ventaja de tres semanas; él no podía alcanzarme, lo cual él luego admitió: no podía alcanzarme. De hecho se encontró con un pescador cerca de Tasmania y le preguntó dónde estaba yo. El pescador le dijo que yo había pasado por Nueva Zelanda hacía dos semanas, y ahí dijo “esto se terminó”… entonces yo creo que en ese momento decidió que no iba a volver. Es un buen tipo, solíamos escribirnos cartas.
El mar hace a las personas fuertes, seguras de sí mismas y sobre todo muy humanas, ¿qué mensaje le dejaría a los navegantes de nuestra región?
Bueno, lo primero que debemos hacer son algunos cambios para que los chicos puedan navegar, para esto debemos mantener los costos bajos, asegurarnos que los barcos y la instrucción sean accesibles para los niños que no tienen dinero, incentivarlos a hacerlo, así querrán tener un barco, quizás algunos construyan su barco, o algunos compren un barco viejo para restaurarlo, y decirles “vayan a navegar”. Se puede navegar en todo el Río de la Plata, también pueden ir a Argentina que está muy cerca, pueden navegar hacia allí fácilmente, pueden ir navegando a Brasil, salir a navegar, simplemente salgan a navegar. Si observas a los chicos cuando están aprendiendo a navegar, les enseñas muchas cosas, una de ellas es la responsabilidad. Ellos son responsables por el barco y por ellos mismos, no van diciendo “Ayúdenme, ayúdenme, ayúdenme”, tienen que hacerlo ellos mismos, desarrolla su personalidad, los hace fuertes en sus mentes y les enseña habilidades. Cuando navegas un barco usas las matemáticas ¿no? Les enseñas cosas que no ellos no saben que están aprendiendo, no es como sentarse en una clase.
Es como aprender jugando.
Eso mismo, aprender jugando, es la mejor forma de aprender, por eso me gustaría que todos los niños naveguen, darles la oportunidad. Puede suceder que a algunos no les guste y eso está bien, pero hay muchos que realmente quieren hacerlo pero no pueden, entonces ese debe ser nuestro objetivo, que no hayan casos que no puedan hacerlo, debemos decir que sí pueden.
Hace dos años, William Ward dijo que cuando llegó aquí se preguntaba cuánta gente vendría y que estaba sorprendido y asombrado porque vinieron casi 100 personas al reclutamiento.
Si, hemos estado entrevistando gente, y también teníamos a Nano (Fernando Antía) con nosotros. Nano es encantador, es un joven muy agradable, es muy inteligente y quería aprender. Tiene un muy buen carácter entonces encajó muy bien dentro del equipo, tiene un buen sentido del humor. Gracias a Nano los uruguayos tienen una buena reputación en Gran Bretaña. Trabajó para nosotros durante todo el invierno en el reacondicionamiento de los barcos.
Usted tiene mucha confianza, pero quizás en las competencias uno puede ganar o puede “aprender”. Es decir, se aprende más cuando se pierde que cuando se gana. ¿Qué piensa de ello?
Ustedes nunca me vieron boxear, era muy bueno boxeando, pero eso es muy distinto, en una pelea de boxeo no sales segundo. Perdí dos peleas en 8 años, y fueron durante el primer año. Luego de esas dos nunca volví a perder una pelea, entrenaba mucho y muy duro. Cuando entro pienso, “bueno es él o soy yo, mala suerte para él porque yo voy a ganar”. Aprendes más cuando ganas, porque siempre piensas que podrías haberlo hecho mejor… pero hice la Whitbread.
Ah, estuvo en la Whitbread…
Sí, mi segundo era Peter Blake, siempre estaba analizando “si hacemos esto podremos llegar hasta allá… ¿qué dice el clima?.” Yo estaba compitiendo contra Tabarly, que de hecho es muy amigo mío, pero se puso delante de mí, y pensé “no tiene sentido ir tras él, no lo vamos a alcanzar. Está Smith y estamos nosotros, dos barcos, pero él tiene que pasar por las Azores y eso lo frenará”. Fui allí, tuve el viento y lo pasamos. Y cuando nos acercábamos a la meta, llegó un barco lleno de periodistas franceses diciendo “¡Por Dios! ¿Segundo? ¿Dónde está Tabarly?”. Lo miré a Peter Blake y le dije “hazlo”. Él se levantó y les dijo: “Está cuarenta millas detrás nuestro”. Cuando llegó nos preguntó cómo lo habíamos hecho, le dije que entrara al barco y mirara las tablas. Él dijo: “muy astutos”. Yo dije que habíamos tenido suerte.
Tenían que pensar mucho.
Sí, teníamos el barómetro, las nubes y la dirección del viento, y con eso hacíamos nuestros cálculos. Pero también debes decidir por dónde irás, si te acercas demasiado al centro de depresión el viento será más fuerte, las olas serán más grandes y tendrás que bajar la velocidad y no quieres eso, tampoco quieres irte muy lejos porque no hay suficiente viento, el secreto está en ese balance, “¿De qué lado quiero que llegue el viento a mi barco? ¿Si tengo un recorrido largo, dónde quiero que esté el viento?” Así es como navego, coloco mi barco para que el viento llegue a donde yo quiero, así tendré la velocidad máxima, y el resto depende de mi tripulación, pero si veo que no mantienen una línea recta les grito “¡Salgan de ahí, están haciendo que pierda la carrera, no vine aquí a salir segundo!”.