Un hito en la vida
Nuestra socia Sofía Strasser también formó parte del equipo del YCPE en la Clipper Race, donde la experiencia global marcó un momento imborrable en su vida
Santiago Core
Foto: Cortesía de Sofía Strasser
Cruzaste desde Punta del Este hasta Ciudad del Cabo ¿Cómo viviste el cruce del Atlántico?
Era la primera vez que hacía un cruce oceánico, por lo que me corría mucha adrenalina por el cuerpo. Por otro lado, no sabes cuando vas a poder vivir semejante oportunidad, así que traté disfrutar cada segundo. Disfruté la largada con mucha emoción viendo a mi familia y amigos, que no los vería por un tiempo ya que al finalizar la regata volvía a mi vida en Londres. Fue un cruce intenso y desafiante por varios aspectos, pero principalmente por el viento. Para varios era la primera vez que navegamos con esa intensidad, pero estábamos preparados debido a los entrenamientos que considero son fundamentales para vivir esta experiencia.
¿Cuál fue el entrenamiento más duro? ¿El físico o el psicológico?
El entrenamiento no es solamente físico: era la primera vez que navegaba en inglés, por lo que tuve que sentarme a estudiar toda la nomenclatura en inglés, porque de lo contrario sería muy difícil. Navegando con ruido y con tanta gente, si no tenés el conocimiento en inglés ¡se complica! Además era la primera vez navegando en barcos tan grandes, por lo que se hace mucha más fuerza y se necesita mayor resistencia para navegar durante tantas horas, todos los días y sin descanso.
Es un conjunto de nuevos conocimientos. En mi caso, el primer nivel de entrenamiento fue junto a las tripulaciones chinas, por lo que hay que tener mente abierta y aprender costumbres diferentes a las nuestras. Todo esto hace que sea una experiencia única e increíble.
Luego de casi tres años los viste llegar y obtener el segundo lugar. ¿Qué emociones te despertaron?
Mucha alegría y orgullo. ¡Fue un día espectacular y memorable! Volver a ver a la tripulación, recordar anécdotas y sobre todo festejar entre todos ¡el segundo puesto! Fue divino volver a ver a Nano, Darío y Gusi. Fue muy bueno tener la posibilidad de celebrar con los familiares y las autoridades que participaron y al otro día junto con el Embajador César Rodríguez y su esposa que tan amablemente nos invitaron a una celebración más íntima. ¡Fue el broche de oro!
¿Qué aprendiste de tu experiencia Clipper Race?
Mi vida cambió para siempre. Es una experiencia única, donde no solo se aprende a navegar en un cruce oceánico, lo cual ya es increíble. También en lo personal, donde aprendí a convivir con culturas completamente distintas, respetar la opinión del otro y a tener mucho autocontrol, porque estás en el medio de la nada sin tu grupo de apoyo, que cuando en la vida cotidiana si algo te pasa, ellos están para ayudarte. Son muchas cosas que se viven desde los entrenamientos hasta el final de la regata, pero se resume en una experiencia hermosa que recuerdo todos los días de mi vida. Le agradezco enormemente al club por haberme otorgado semejante oportunidad, donde sentí mucho orgullo de representar a mi club tan querido y la ciudad donde viví toda mi vida y personalmente a Nano, al Comodoro Etcheverrito y mi familia.