Un palacio dedicado al mar
En el lado opuesto al Puerto de Mónaco y desde lo alto de un acantilado, no sólo podemos admirar la belleza del Principado y el Mediterráneo: también todo lo que habita bajo el mar, en un paseo que –definitivamente– recomendamos hacer
Santiago Core & Mathías Buela
Fotos: Cortesía de Museo Oceanográfico de Mónaco
“Conocer, amar y respetar a los océanos.”
Ese es el lema sobre el que se construyó hace ya más de 100 años el Museo Oceanográfico de Mónaco. El creador del museo y de su lema fue ni más ni menos que el Príncipe Alberto I, también conocido como “el Príncipe Navegante”. Y es que desde su juventud fue un apasionado del mar, la ciencia y la oceanografía, disciplina de la que se puede considerar precursor.
Nacido en París el 13 de noviembre de 1848, llevó adelante numerosas excursiones por el mar con el objetivo de explorar, aprender y compartir los conocimientos adquiridos con el mundo entero. Con el tiempo, Alberto I subió al trono del principado y sus viajes exploratorios tuvieron que parar; sin embargo su amor por el mar nunca mermó. Las 28 expediciones que llevó a cabo por el océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, siempre acompañado por equipos de biólogos, zoólogos, botánicos y geógrafos, generaron un capital de conocimientos y descubrimientos invaluables que deseaba compartir.
Se acercó al profesor Milne-Edwards, Director del Museo de Historia Natural de París y este apoyó su sueño de crear “un templo” dedicado al océano y la riqueza de su biodiversidad. Como resultado, el Museo Oceanográfico de Mónaco fue inaugurado el 25 de octubre de 1910.
Sobre la mítica Roca de Mónaco, en la Costa Azul y en la ladera de un acantilado de 85 metros de altura desciende (hasta casi tocar el mar) como su creador lo imaginó: un templo imponente.
Los planos de este espectacular palacio-museo de estilo neobarroco fueron elaborados a finales del siglo XIX por el arquitecto francés Paul Delefortrie y su construcción se llevó a cabo desde 1899 hasta 1910. El edificio está construido principalmente con 100.000 toneladas de piedra blanca de la comuna francesa de La Turbie y piedra caliza italiana de Brescia, para elementos especiales como la monumental escalera o las columnas de la fachada y el interior.
El museo reúne actualmente una gran colección de alrededor de 6.000 ejemplares de peces y 300 familias de invertebrados en más de 6.000 metros cuadrados de exposición pública. Además, como parte de un programa internacional que reúne a acuarios públicos de todo el mundo, también juega un papel importante en la conservación de especies en peligro de extinción con granjas de coral, reproducción de peces payaso y caballitos de mar.
Como es fácil de suponer, el museo es una pieza importante en la realidad científica, económica y turística del principado. Sus 650.000 visitantes anuales lo convierten en una de las principales atracciones turísticas de Mónaco y gracias a la acción del gobierno, la institución se benefició en 2010 de un ambicioso programa de obras de renovación y embellecimiento.
El 29 de febrero del 2020 se detectó el primer caso de COVID-19 en Mónaco y, al igual que a lo largo y ancho del mundo, las visitas presenciales se vieron afectadas. Sin embargo, la pandemia no impide que uno pueda visitar este maravilloso lugar desde la comodidad del hogar. Y es que en la página web del museo, se encuentran a disposición una serie de recorridos virtuales y gratuitos en formato 360º que buscan representar toda una experiencia de inmersión en la historia de este gigante guardián del Mediterráneo.
Las visitas virtuales están divididas en 5 “capítulos” posibles: El Templo del Mar, Oceanografía, Acuarios, La Odisea de las Tortugas y La Terraza. Cada capítulo es un video de 12 minutos de duración (aproximadamente) en el que una cámara de 360º se va moviendo por los distintos espacios y exhibiciones del edificio haciendo el circuito que nosotros mismos haríamos de estar allí (algo así como la función Street View de Google). Como espectadores no tenemos que avanzar ni retroceder, la cámara se va moviendo a una velocidad que nos permite apreciar todo lo que deseemos pero sin aburrirnos, y en el ángulo superior izquierdo de la pantalla contamos con cuatro flechas que podemos usar para “mirar” en la dirección que queramos mientras el paseo continúa. Por supuesto que si algo nos llama especialmente la atención podemos pausar el video o ir hacia atrás tantas veces como necesitemos.
www.musee.oceano.org/visite-virtuelle
El Museo Oceanográfico de Mónaco lleva 111 años de vida desde su fundación. Comenzó como el sueño de un príncipe explorador que deseaba compartir con el mundo sus colecciones y conocimientos; decenas de capítulos de la historia mundial han transcurrido desde entonces, miles de personas lo han visitado e incontable cantidad de olas han golpeado contra el acantilado sobre el que hoy se mantiene inamovible, como un verdadero templo dedicado al mar. Y si bien hoy la tecnología nos permite acercarnos a ese mismo lugar también desde el living de nuestro hogar, los invitamos a visitarlo en persona: ¡no se lo pierdan!